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No es casual plantear una pregunta, para iniciar esta aventura discursiva.

No es casual interrogarse sobre un tema tan delicado, y siempre vigente, como es el de la infidelidad. Y es que sucede que la respuesta, en tanto construcción de un sujeto, varía según la mirada, las vivencias, la estructura, de cada individuo y de cada relación.


Todos venimos con historias que nos precedieron, que nos sirvieron de cuna y de contexto para ir creciendo, para ir construyendo nuestros esquemas mentales. Y será a través de ellos que miremos y conformemos nuestra realidad.


La Infidelidad, como planteamos en otro escrito, puede tener muchas vertientes,  muchos colores. Para algunos bastaría que su pareja esté pensando en otra persona (en tanto objeto de deseo, claro), y para otros sería algo mucho más terrenal como puede ser un beso o un acto sexual.

Podemos ir más lejos y considerar que para ciertas personas,  una llamada “aventura”, (léase una relación breve por fuera de la relación más estable y duradera), no es sinónimo de ser infiel…mientras que hay quienes con algo así ya se sentirían francamente estafados.

¿Y…quién tiene la razón? Cada uno tendrá que descubrir la propia.


Cada uno deberá encontrar la respuesta sobre si puede o no seguir adelante, después de haber atravesado una situación donde se ve cuestionada la fidelidad.

Porque lo que significa “ser fiel” o “ser infiel”, son construcciones  propias, que se ven atravesadas por otras diversas construcciones como valores, creencias, etc., y que conllevan diferentes consecuencias o implicancias.

A veces después de vivirla, se abre un panorama completamente diferente respecto a lo que yo mismo/a creía sobre mi…y claro está, sobre el otro. Y esto hace que mis conductas también puedan ser diferentes a lo que esperaba. En ocasiones las personas creen que no tolerarían tal o cual cosa (por considerarlo una injuria, una ofensa, una herida imposible de cicatrizar por ejemplo) y sin embargo, cuestionados por una realidad que puede ser distinta a lo que pensaban, se encuentran con un deseo también nuevo de seguir, de buscar nuevas alternativas, de intentar otra vez confiar.

Y acá también hay una palabra clave: la confianza. No es fácil, por lo general, recuperarla. Es un trabajo intenso y arduo que implica tiempo, esfuerzo, intención de ambas partes, coherencia, perseverancia.

A veces se puede, a veces no.

A veces se logra perdonar, perdonarse…y esto sin dudas facilita continuar el vínculo, cuando es lo que se desea. Otras veces ese mismo perdón es el que permite dar vueltas la página, sin guardar rencores y miedos, culpas y reproches, y buscar nuevos horizontes.

Lo claro, es que no hay un único camino. NO hay una sola posibilidad, sino muchas y muy distintas. Y también es bueno saber que a veces, por más que se busque y se intente, no se puede. Y esto tiene que ver con las limitaciones de cada uno, en cada situación.

Es así como la infidelidad también puede resultar una oportunidad de aprendizaje (doloroso como lo son algunas lecciones de la vida), sobre uno mismo y sobre el otro, y sobre todo aquello que a veces uno cree que puede o no puede...

Feliz vida, siempre! 


Daniela Torres Ortiz
Licenciada en Psicología
Mat. Santa Fe 6.149