¿Por qué cuesta tanto decir no?...
A veces esta
imposibilidad se extiende como una mancha de aceite en un pañuelo, y aparece en
distintas áreas: la familia, el trabajo, los amigos.
“No puedo decir que no”, dicen
algunos.
“No sé decir que no”, expresan
otros.
Pero muy pocos… muy, muy pocos,
hablan de “No quiero decir que no”.
Si pensamos un momento en esta
última frase, quizá nos suene algo más dura. No querer no habla de
imposibilidad… o en todo caso, es una imposibilidad habilitada por un “no
deseo”.
Ahora bien: En ese caso, tengo
que hacerme cargo (sí, mejor es en negrita y subrayado) hacerme cargo de mi NO deseo, en todo caso, de algo que
voluntaria y concientemente asumo que no
elijo.
Y podrán decirme “es que son muy
pocos los que se van a aguantar que les diga “no voy a tu fiesta porque no
quiero, porque no tengo ganas”… y es real.
Socialmente no estamos muy
preparados para la sinceridad. Pero entonces ¿es mejor una “mentira piadosa”,
que una cruda verdad?
La respuesta está en cada uno.
Yo no puedo elegir por vos, pero
sí puedo hacerlo por mí.
Luego, si yo elijo no mentirme,
no mentirte, no tengo que elaborar artimañas ni difíciles justificaciones.
Simplemente expreso mi no deseo, mi ausencia de ganas.
Tenemos el caso de quien prefiere
el engaño al otro con un triste “no puedo… se enfermó mi gato”, y el engaño a
sí mismo “es que no puedo decirle que no… no se cómo lo tomará… prefiero la
mentirita piadosa”, que de piadosa, no tiene nada. Miento o no miento, no
miento un poquito, apenitas, un cachito… miento o no.
El caso del que, luego de
construirse la creencia de que “no estoy autorizado a decir que no, porque eso
me haría una mala persona y eso a su vez implicaría no ser querido, sino más
bien rechazado”, se dice a sí mismo que “no puede (por ese impedimento, por esa
inhabilitación) decir que no”. Y simplemente hace lo que no quiere, dice lo que
no piensa y muestra lo que no siente.
Qué maravilla… “No quiero, PERO mejor
lo hago así todos contentos”… ¿y todos contentos?...
Quizá tendríamos que preguntarnos
quiénes son esos “todos” que prefieren que yo someta mi deseo al suyo. O
también podríamos pensar si ese otro realmente prefiere que le diga “no puedo
porque se enfermó el gato”, a que le diga “no voy porque no tengo ganas”.
Quizá tendríamos que
preguntarnos, en el fondo, QUÉ CREEMOS sobre el otro, QUÉ CREEMOS sobre
nosotros mismos, QUÉ CREEMOS sobre las expectativas que supongo que el otro
tiene de mí.
Porque si el otro realmente
espera que yo haga todo lo que él quiere, más allá de mi deseo, entonces el
otro está en problemas…. y yo también, que cedo mi voluntad a su tiranía.
Y si el otro no espera nada, y es
mi propia construcción mental la que se pone en juego, y en realidad son mis
creencias las que me impiden comportarme como yo desearía, como yo quisiera… entonces
tengo que revisar qué creo, qué pienso, qué me digo a mí mismo en estas
circunstancias.
No olvidemos que son nuestras
creencias y explicaciones las que construyen nuestro mundo de significados. Y
si creemos que no podemos decir que no, porque eso sería algo terrible e
insoportable para el otro, al punto que me rechazaría y me expulsaría de su
vida, entonces… tengo que replantearme mis ideas… y por qué no, experimentar
qué pasa con eso que tanto temo, ser sincero, ser yo mismo.
Porque por todo se paga un
precio: también por ir disfrazado por la vida.
Porque en todo caso, repito, yo
no puedo elegir por vos y suponer que preferís una mentira a una verdad… ni que
preferís que me fabrique una sonrisa de payaso y comparta tu mesa “como si”
todo estuviera bien.
Sólo puedo elegir por mí, por lo
que a mí me hace bien, por lo que a mí me representa como persona ante vos.
Y entonces vas a saber que cuando
estoy, ESTOY porque QUIERO. Y que estoy en cuerpo y en alma, con mi sentir y mi
pensar.
Vas a saber que cuando te digo No,
es porque NO… y cuando te digo Sí, también es sí. Sin dobleces, sin máscaras,
sin falacias.
Ser lo que soy, con vos… y
permitirte ser quien sos, conmigo… es respetarte y respetarme. Es relacionarnos
desde la aceptación y la autenticidad, construir desde la verdad, sin
ambigüedades.
Te deseo que tengas una feliz
vida!
Lic. Daniela Torres Ortiz
0 opiniones:
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)