Mucho se habla del estrés laboral, casi como si fuera una condición inherente a cualquier trabajo. Todo trabajo estresa, cree la gente… y tal vez en esto haya un poco de razón.

¿Por qué?...porque el estrés, como creo haberlo mencionado en algún otro artículo, nos prepara para la acción. Por definición, el estrés se trata de una respuesta, donde todo nuestro sistema se “prepara” para algo…que puede vincularse a lo que es percibido como aquello que nos alista al  enfrentamiento o la huida.

En este contexto, podemos comprender que la vida laboral nos enfrenta permanentemente a situaciones que podemos percibir como instancias que indican obstáculos que hay que vencer (o contra los cuales luchar), así como otros que nos señalan que es mejor buscar la salida, el escape (como dice el refrán…una suerte de “soldado que huye, sirve para otra batalla”).

De esta manera podemos plantearnos ¿Cuáles son obstáculos en nuestra vida laboral?...Tal vez puede ser una tarea (¿o varias?) que no nos gusta realizar, o las condiciones en las que se realiza…o la confusión respecto a mi rol y el de los demás, o la figura de un jefe que no me resulta respetable pero sí al que le temo por su carácter. Cierto es que a veces los hay explosivos, a veces autoritarios o sumamente cambiantes…para los cuales podemos pasar de ser “los mejores”, a ser “una pérdida para la empresa” en cuestión de horas, días o semanas (capítulo aparte merece el impacto que genera en las personas este tipo de jefes -que están muy lejos de considerarse líderes-). La lista de “obstáculos”, o situaciones percibidas como tal podría seguir al infinito, multiplicarse y teñirse de los colores de cada cultura organizacional.

Pero aquí algo que considero fundamental, es plantearnos qué nos pasa a nosotros con esto: dónde quedamos atrapados, en qué lugar nos situamos.

Me gustaría que de todo esto quedara algo para pensar: Eso que me pasa, que percibo como obstáculo o dificultad, eso que en otros términos “me estresa”, ¿Se repite en otras situaciones? ¿Hay otras personas con las cuales tengo las mismas dificultades y no necesariamente pertenecen al ámbito laboral?...Son buenos puntos para empezar a reflexionar hasta dónde yo mismo puedo colaborar en el sostenimiento en el tiempo de esa dificultad o en la creación (continua y quizá repetida en diversos ámbitos) de la misma. Por ende, también podría pensar que puedo intentar generar una solución creativa (al menos una distinta a la que vengo implementando) que,  por sobre todas las cosas, me permita correrme de ese lugar de lucha o huida.

Por ejemplo, puede que me enrede en querer complacer en todo a mi jefe, quien no delega adecuadamente o quien me confunde con sus instrucciones (o con los objetivos que me plantea o con los procedimientos que quiere que utilice, etc.). Entonces, si pretendo que aun con cualquiera de esas dificultades mi tarea sea óptima, muy probablemente no sólo no lo logre, sino que permanezca bajo un estado de estrés sumamente perjudicial para mi salud física, psíquica y emocional.

Sería bueno replantearme hasta dónde vale la pena luchar (o con qué “luchar”), o hasta dónde tendría que usar diversos caminos para resolver lo que a mí me afecta puntualmente, y no focalizarme simplemente en cumplir con una meta, bajo cualquier circunstancia y con cualquier tipo de escenario.

Aquí también vale pensar cuántas veces no ponemos límites, y nos quedamos adheridos a lo que creemos que se espera de nosotros, buscando “cumplir”, agradar o simplemente conservar el preciado trabajo.

Tratar de poner distancia entre lo que nos asusta, preocupa o enoja y nuestra reacción ante eso, sin dudas es un buen ejercicio para tratar de pensar diversas respuestas ante un estímulo que probablemente siga repitiéndose (no puedo esperar a que el otro, o los otros, cambien…para yo recién cambiar), pero que puede  dar oportunidad a soluciones que no tengan tan alto costo para nuestro organismo todo.

Feliz vida, siempre!

Daniela



0 opiniones:

Publicar un comentario