Y en este contexto, donde tantas
cosas han cambiado, es frecuente que aparezcan cuestionamientos sobre la
sexualidad. Y esta sensación de rareza, que a veces se cuela, genera la típica
pregunta de “¿es normal que nos pase tal
cosa?”… “¿es normal que ME pase tal otra?”…
La pareja, entre tanta
convivencia sin pausa, también va requiriendo cierta atención y cuidado, para
no sufrir el mismo desgaste que, de alguna manera, vamos atravesando todos (que
en mayor o menor medida podemos sentir algo más de ansiedad, algo más de
tensión, algo más de irritabilidad, etc…depende el caso).
Para aquellos que disfrutaban la
creatividad y la pasión en sus encuentros, puede que eso mismo sea un factor
que les permita aumentar la intensidad, frecuencia o hasta incluso calidad. No
faltan relatos de vidas sexuales muy activas y muy satisfactorias, en la
cuarentena.
Para otros, que venían ya con cierto amesetado
ritmo, tal vez puede que este tiempo haya implicado más inacción y repliegue.
El aislamiento, en muchas
parejas, ha implicado un terreno que facilitó la expresión de ciertas crisis…
¿Y en aquellos que están solos?...Muchas
veces la vivencia de soledad, en época de pandemia, nos enfrenta a la
disyuntiva entre desear ir al encuentro del otro, un otro a veces sin rostro, un “alguien con
quien tener un encuentro sexual”, y el miedo que aparece justamente por aquello
que no se puede controlar, porque ese otro “No sé con quien estuvo, ni dónde”,
cuestiones que antes carecían de importancia.
Por primera vez, qué haga o deje
de hacer ese otro, parece relevante al momento de imaginar o no un momento de
sexo.
Y como siempre hay que elegir. Y
la sexualidad resulta un tema del cual sí se debe hablar, dado que en este
contexto tomar una decisión que nos ponga en riesgo, puede tener consecuencias
que vayan más allá de lo personal, de lo individual…es decir, que recaigan de algún
modo en lo comunitario.
¡Qué loco resulta pensarlo!
Un acto íntimo, propio de cada
uno, que puede tener implicancias en lo comunitario, en lo macro… Tanto, que
incluso hemos oído recomendaciones que sugieren la preferencia del sexo virtual,
por sobre el carnal, aquel que nos expone al “cuerpo a cuerpo” o incluso sexo
con barbijos.
Paradojas de esta cuarentena, que
los modos de vivir la sexualidad, aparezcan en el discurso público de gobiernos
y comunidad científica…
Paradojas del aislamiento, que
muchas personas cada vez miren con más añoranza todo aquello de lo que tal vez se
perdían tiempo atrás, por estar sumergidos en las pantallas táctiles y la TV… y
que hoy pareciera que no alcanza, que no basta, que no “satisface” ciertas
necesidades profundamente humanas.
Sin dudas esto un día terminará y
tal vez, espero, nos encuentre más atentos y despiertos…más capaces de
disfrutar lo simple y lo complejo de la existencia.
Un gran abrazo, y buena vida!