Diferentes miradas acerca de mi pareja, diferentes miradas sobre mí
0 opiniones Publicado por Daniela en 26.8.13
Mañana...
siempre mañana,
a veces ahora...
algunos días
"ayer"...
Ayer fue "tal
vez"...
y ahora es "todo
el tiempo"...
Daniela Torres Ortiz
. . . . . . . . . . . . . .
Cuántas quejas se emiten entre
las cuatro paredes de una casa. Cuántos “siempre”, “nunca”, “todo el tiempo” o
“casi siempre”…retumban entre las paredes del consultorio.
Y esos “siempre”, esos “nunca”,
implican una básica “distorsión” cognitiva, que en definitiva terminará
reflejando lo que en terapia cognitiva se llama “generalización”.
Pensar “todos/as los/as
hombres/mujeres son iguales”, por ejemplo, es una de ellas. En el contexto de
una relación, este tipo de pensamiento conducirá a connotaciones posiblemente
negativas y distorsiones cognitivas varias.
Observando la vida con esos “anteojos”,
cualquier conducta, pensamiento o emoción del otro, no hará más que reafirmar -forzadamente, tal vez- mi postulado (que
“todos/as los/las hombres/mujeres, son iguales”).
Y lo más importante de todo son
los efectos: el desencuentro con el otro.
Voy construyéndome una realidad
donde a mí mismo me voy contando por ejemplo que “nunca llega a horario, no le importa lo que yo pienso y jamás va a
cambiar”… ¡Jamás va a cambiar! Idea fatal para poder trabajar con un
problema. Si no creo en la posibilidad del cambio, ¿cómo operar?, ¿qué esperar,
sino la repetición de lo que me duele o molesta, por parte del otro?…
Entonces lo que alguna vez pude
ver como “tal vez”, ahora se vuelve certeza: “jamás”, “siempre”, “todo el
tiempo”.
Por experiencia sabemos que no
hay nada (sí, nada) que siempre sea igual, que estamos sumergidos en el cambio
y que todo está en constante movimiento. La idea de continuidad de un hecho que
se repite en el tiempo y es constante, es emitida por el ojo humano, el mismo ojo
que le da un sentido y “crea una regla” para ese suceso que se repite.
Es por ello que la terapia
aparece en el horizonte como una oportunidad de construir nuevas miradas, que
faciliten asimismo construir una nueva historia.
Aparece entonces, la posibilidad
de flexibilizar mi mirada, sobre el otro y sobre mí, y comenzar a contactarme
con las excepciones a mis reglas, con lo que “se sale del molde”, con lo que
cuestiona mi paradigma cerradito (y coherente, hasta entonces) a fin de que lo
enriquezca con nueva información.
Y podemos ver que en todo lo que
recibimos del otro (y en todo lo que damos al otro), estamos nosotros, otorgándole
a eso un sentido personal -como digo yo, mirando “con nuestros anteojos”-.
Asumiendo que somos los
protagonistas de la historia, seremos los “dueños” de nuestros problemas. Por
ende, también estará en nuestras manos construir sus soluciones, dejando de
esperar que casi milagrosamente un día, un día, “todo vuelva a estar en su
lugar”.
Entonces dejamos de postergar,
poniendo en manos del mañana, del futuro, de la vida o la suerte, la instancia
de generar un cambio en mi vida, en mis vínculos, en mi relación de pareja.
La vida es cambio, y el cambio
puede ser la oportunidad para un nuevo reordenamiento en tu rol de mujer o de
hombre, como parte de una pareja, como miembro de una familia, al fin de
cuentas, como ser humano. ¡No te pierdas la oportunidad del cambio!
Te deseo una buena vida, hasta la
próxima!
Lic. Daniela Torres Ortiz
Imaginemos que construimos una jaula... Una jaula
que nos protege de “enemigos”, una jaula que nos evita lidiar con “fantasmas”…
Imaginemos que cada barrote de esa jaula es una
defensa “anti-algo”, que nos sirve para evitar el ataque, para evitar la
confrontación, para evitar el enojo, para evitar la tristeza, para evitar la
pérdida... ¡De cuántas cosas nos protege!...
En la jaula del miedo me siento “tranquilo”, porque
aunque a través de la EVITACIÓN, me estoy resguardando.
Pero ¿acaso soy conciente de todo lo que también me
pierdo, a cambio de adquirir cierta “sensación de protección”?...
Me pierdo crear un vínculo con otro, por MIEDO a
perderlo… y por MIEDO a sufrir si lo pierdo.
Me pierdo salir a la vida vestido como quiera, con
mis colores preferidos, con lo que para mí es la ropa más bonita o más cómoda,
por MIEDO la crítica del otro.
Me pierdo dar un examen, por MIEDO a quedar
“expuesto” si no sé alguna parte de la materia.
Me pierdo un cumpleaños, por MIEDO a las miradas de
los que no me conocen.
Cuando no me atrevo a separarme, a tener un hijo, a
casarme, a mudarme o lo que sea, por MIEDO a la opinión del entorno, de mis
familiares, conocidos, o compañeros de trabajo, ahí también estoy perdiendo...
Cuántas prohibiciones para no sentir MIEDO… cuántas
postergaciones, negaciones u omisiones hacemos, para no contactarnos con esa
emoción.
Y entonces nos parece tan grande el monstruo, tan
fuerte, tan pesado, tan duro… que necesitamos una jaula más fuerte, aumentar
las prohibiciones, reforzar candados y barrotes, para evitar sentir…
Y creo que, en lo profundo, es también para evitar
DARME CUENTA: La jaula del miedo, en realidad, me protege DE VIVIR. De
buscar mis propias certezas, más allá de las que “me entregaron como herencia”.
Me protege de encontrar y alimentar las relaciones
más hermosas de mi vida, más allá de que alguna vez pueda o no perderlas. De
mojarme los pies en el agua y ver si esta fría, tibia o calentita PARA MI (aunque
otro nos haya enseñado que era agua helada). De encontrarme con mis propias
elecciones, y por ende mis propios errores…pero también MIS ACIERTOS.
Salir de la jaula, romper los barrotes, implica
EXPONERME a la vida… y radicalmente asumir que no hay nada totalmente dicho,
nada escrito de forma inmutable, nada sellado y definitivo. Y aceptar que la
magia, lo maravilloso (y trágico también) de la vida, tiene que ver justamente
con eso: el misterio, la incertidumbre, los cambios. Nunca sé lo que me
ocurrirá, nunca sabré qué era mejor o qué peor, en definitiva, no existe la
SEGURIDAD así como NO existe una jaula “anti-miedo” que me permita ser feliz.
Porque podré resguardarme de muchas cosas, pero
también con esas cosas, irá algo de la alegría de vivir cada día, aceptando las
reglas del juego: la vida es un abanico de posibilidades, y ninguna es más
segura o estable o permanente, que otra.
Salir de la jaula es el desafío, y disfrutar el
regalo maravilloso que es la vida, es la recompensa.
Lic. Daniela Torres Ortiz
Nota: El miedo en sí mismo no
es “perjudicial”, dado que surge como una respuesta del organismo que permite no
incurrir en situaciones riesgosas para nuestra subsistencia. Pero esa misma
“herramienta natural” con que nacemos, se vuelve en nuestra contra cuando le
damos el dominio y la llave de nuestra existencia, cuando lo dejamos crecer y
fortalecerse, marcarnos el rumbo y las decisiones de nuestra vida. Entonces el
miedo deja de ser funcional y se vuelve nuestra trampa, nuestra propia jaula.
Etiquetas: psicologa neuquen, psicologo neuquen
Elegir
el todo es quedarse con nada...
El todo no fue hecho para el hombre
de un día...
El todo no fue hecho para el hombre
de un día...
Elegir el todo
es apretar los puños y tantear el vacío,
Apagar el fuego del deseo,
no aceptar los años,
matar el crecimiento...
Es recorrer espacios sin caminos ni guías,
y olvidarse en un rincón los pasos
la entrada y la salida...
Elegir el todo
es perderse la vida,
por reptar como un loco
la montaña suicida...
(Porque sólo es libre aquel que puede tomar UNA
PARTE...
Ése que puede ELEGIR para sí una porción del
universo,
y no encadenarse a fusilar el deseo en pos de tener
todo...)
… … … … … … … … … … … …
Escribí hace varios años
este intento de poesía. En aquel momento, ya me resultaba curioso el
comportamiento de aquel que “lo quería todo”.
Justamente porque el todo
es un imposible, es una idea demasiado perfecta para lo imperfecto de la
condición de ser humano, lleno de hiatos, de carencias y abundancias, de vacíos
y llenos.
Cierro los ojos y me
imagino al hombre, que dice “Yo
no puedo ser fiel! Me gustan todas! Yo quiero a todas las mujeres”….a la
madre que se queja de su hijito, que exclama “no, no se… no puedo elegir, quiero la fiesta de
cumpleaños, el juego para la play que te pedí, irnos de vacaciones al mar y… y…”.
Pienso en el hombre que
después de mucho esfuerzo logra confesarse a sí mismo, “no quiero separarme para no perder la casa que
construimos, la persona que me cocina... se que no la amo, pero no puedo perder
todo lo que tengo…”
Quien no puede elegir,
entonces no es libre…
Quien no acepta que
elegir es renunciar, tampoco…
Quien quiere a TODAS LAS
MUJERES del universo, en realidad no quiere a ninguna, no se queda con ninguna
y no PAGA EL PRECIO que implica construir una relación madura…
El adulto es el padre de
ese niño que reclama y que no elige (y que se engaña pensando que en la vida,
es posible tenerlo siempre, todo). Y ese niño, en sí, no es libre… porque hay
algo fundamental que no puede, y es básicamente HACER UNA ELECCIÓN.
Quien pretende tenerlo TODO,
entonces se condenará a la insatisfacción permanente, y padecerá las
condiciones que acompañan la búsqueda de este ideal que se construyó y al que
se somete.
Cierro los ojos de nuevo,
y pienso en los que trabajan hasta derrumbarse o en los que entrenan hasta
lesionarse o en los que comen tanto hasta indigestarse: eso es llegar al borde
y “desbordar”, volverse esclavo de una idea...
Y no hablo de
“conformarse con lo que hay”, de bajar los brazos y no motivarse con nada,
justamente lo contrario.
Hablo de crecer aceptando
nuestras carencias, junto a la cantidad de hermosos recursos con los que
contamos. Aceptar que habrá cosas que tendremos y otras que no. Que obtendremos
logros y llegaremos a metas muchas veces! Y otras tantas…no, y eso en sí mismo
no será una tragedia. No podremos tenerlo todo, en todo momento y en relación a
todas las cosas.
Entonces elegir, implica
decir “sí” a esto y “no” a lo otro (si elijo NO estudiar para un examen, por
ejemplo, luego no puedo pretender obtener la mejor de las calificaciones. Yo
tomé una decisión, y hay cosas que en la vida son mutuamente excluyentes).
Elegir implica asumir los
límites de la realidad y también mis propios límites.
Elegir es “jugarse”… es
asumir y responsabilizarse por la decisión tomada. Porque por todo (y aquí sí,
es TODO) hay un precio que pagamos, y aquel que no es capaz de elegir paga con
su libertad.
Por último podemos pensar
que elegir, de algún modo es ponerle un freno al niño, y tantear y reconocer
con los ojos bien abiertos, los límites y las posibilidades que aparecen en el
horizonte.
Poder elegir, entonces, es
poder crecer...
¡Bienvenidos a la vida!
Lic. Daniela M. Torres
Ortiz.
Etiquetas: psicologa neuquen, psicologo neuquen
Aprendemos que el amor
no surge de los espejos...
Que podemos mirarnos,
tocarnos,
y en un segundo no reconocernos...
Sin embargo, ahí estamos...
Sin embargo, en el fondo, nos sabemos...
Como siempre,
los mismos,
los distintos...
Como nunca,
presentes,
haciendo futuro,
tallando un camino...
Aprendemos que el amor
no surge de los espejos.
Que narciso encontró su propia muerte
cuando quiso fundirse con "él mismo"...
No me encuentres tu imagen,
no te quiera yo, reflejo...
Lo igual
no es lo parecido...
Y lo que se parece,
no se asemeja en todo...
Mi similar,
mi alter ego,
mi imagen especular,
mi representación idealizada,
mi gemelaridad tramposa...
Quiero que te rompas
en pedazos...
La fortuna de encontrarnos
sucede,
justamente cuando nos percibimos
diferentes...
Lic. Daniela Torres Ortiz
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
"el sólo hecho de
que la otra persona sea independiente o diferente, es experimentado como
ofensivo por aquellos con necesidades narcisistas intensas" - Kohut
(1.978)
"Durante el noviazgo y la
luna de miel, cada cónyuge, por primera vez en su vida, acepta al otro y se
siente aceptado por lo que es, con sus yoes diferentes...los dos se fusionan en
una unidad satisfactoria; la pareja está "enamorada".
(...) Sin embargo, gradualmente
uno de los dos comienza a sentir que en vez de que se confirme su PERSONALIDAD
REAL, lo están entrenando para que se AJUSTE A LA IMAGEN INTERNA PROYECTADA de
su compañero y haciendo mismo a su cónyuge. Cada uno comienza a maniobrar al
otro, inconcientemente para que encaje en el molde del imago interior, menospreciado,
incitante. Cuanto más se comportan los cónyuges como el objeto interno
malo previsto- compuesto de rasgos reales y a veces desconocidos parcialmente
de uno mismo- tanto mayor será la probabilidad de que tenga lugar una nueva
clase de confirmación, inconcientemente buscada y concientemente temida"...
Framo (1.965)
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